miércoles, 10 de agosto de 2011

La doctrina humanista de Acción Nacional

Una de las características esenciales y permanentes de Acción Nacional ha sido la de ser un partido de doctrina, esto es, dotado de un conjunto de principios permanentes para orientar la acción política, emprender el trabajo de formación de la conciencia ciudadana, e inspirar, desde el ejercicio democrático del poder, la definición de programas y políticas públicas orientadas a la gestión del Bien Común. Efraín González Luna, fundador de Acción Nacional, explicaba la esencia de la organización en los siguientes términos:

“El partido fue desde el primer momento concebido como obra permanente, fincada sobre el doble cimiento esencial de una doctrina inconmovible de la naturaleza del hombre personal y de la comunidad humana y de una apreciación objetiva de la realidad nacional, con sus datos permanentes y mudables, positivos y negativos. Desde el primer momento también tuvo una causa final que lo distinguiría de formaciones personalistas o circunstanciales, necesariamente efímeras. Se proponía la reforma íntegra y substancial de nuestra vida pública, la reconstrucción política de México desde la base hasta la cúpula. Para lograrla, había que formar la conciencia de los ciudadanos, liquidando hábitos seculares de abstención y sumisión; despertar las voluntades, encender la extraña fe en el derecho y el poder de un pueblo invariablemente engañado, despreciado, oprimido y explotado; reafirmar su esperanza, crear una organización capaz de encuadrar a los buenos ciudadanos y de ser su voz, su brazo, su escudo y su espada hasta la victoria final. El partido tenía que ser, por tanto, la antítesis de una facción. Exactamente por esto sus enemigos han pretendido siempre presentarlo como organización clasista y sectaria, es decir, como facción…”
La Doctrina de Acción Nacional es heredera y continuadora de la tradición del pensamiento occidental cuyo punto de partida se remonta hasta la Grecia Clásica con la filosofía de Aristóteles. De ella abreva específicamente los aspectos referidos a la concepción del ser humano, la existencia del alma y el pensamiento ético-político, punto donde plantea a los distintos sistemas de gobierno y a la política misma como actividades de índole moral porque son campos propios de la acción humana que tienden a buscar el fin último.

Tenemos a continuación la obra de Santo Tomás de Aquino, quien al buscar la armonía entre la razón y la fe, confronta y concilia la filosofía de Aristóteles con el pensamiento cristiano, lo cual constituye una segunda fuente de la Doctrina de Acción Nacional. De esta síntesis emergen el concepto de la dignidad de la Persona Humana y la noción de que la sociedad es el medio natural de la vida del hombre, por lo que su organización debía encaminarse en sentido de procurar el Bien Común.
Es importante advertir aquí que la unidad del pensamiento occidental se quebró con el cisma representado en su época por la reforma protestante y la consiguiente aparición de una rama del pensamiento filosófico con énfasis racionalista, la cual ha impulsado desde entonces otras corrientes del pensamiento contemporáneo, de corte liberal o materialista, que en nuestros días corresponden concretamente a las ideologías neoliberal y socialdemócrata, cuyos principios, medios y ética, no corresponden en esencia a los que persigue la realización de la Doctrina de Acción Nacional.
No obstante lo anterior, debe precisarse que el pensamiento humanista del PAN sí ha hecho propios conceptos de la teoría de la democracia liberal como son el origen y legitimidad democrática del poder, la participación ciudadana y social en la gestión de gobierno, la división y equilibrio en el ejercicio del poder y, la organización del Estado con apego al sistema federal de distribución de responsabilidades de gobierno. Este aspecto desliga claramente a Acción Nacional de posiciones políticas de índole conservadora o confesional, sin que por ello renuncie a la defensa política de principios y valores humanos.

También es necesario precisar que el pensamiento humanista del PAN en materia económica comparte con la teoría económica clásica conceptos como la existencia de la iniciativa privada, la seguridad jurídica de la propiedad privada, el mercado como medio de intercambio de bienes y servicios, la centralidad de la empresa como productora de bienes y servicios, así como la necesidad de limitar la intervención gubernamental en la economía; sin embargo el PAN mantiene una clara diferencia respecto a planteamientos del liberalismo económico como serían la idea de que el Estado no intervenga ni regule la economía, que desaparezcan las entidades paraestatales y los subsidios, que la propiedad sea absoluta y que no pese sobre ella la hipoteca social, o el que la iniciativa privada pueda imponer sus reglas e intereses por encima del interés general de la Nación o en detrimento de los consumidores en lo particular.
Acción Nacional se encuentra claramente desligado del liberalismo económico al asumir la validez de conceptos como el destino universal de los bienes, la ya referida hipoteca social, la necesidad social de cubrir la demanda insolvente, la rectoría económica del Estado, el carácter promotor del gobierno y la idea claramente señalada en los Principios de Doctrina que definen a la economía como “actividad cultural de sustentación humana” y no simple marco de oportunidades para hacer negocios.
Existe también otra vertiente que nutre a la Doctrina de Acción Nacional situada en el pensamiento iusnaturalista el cual reconoce para efectos prácticos la existencia tanto del derecho natural como del derecho positivo. La primacía que adquiere el derecho natural implica un criterio fundamental que obliga al respeto de los derechos de las personas y comunidades que son previos respecto a la organización del Estado el cual tiene entonces la obligación de reconocerlos; lo anterior impone límites al Estado y a la acción del gobierno, propone una relación de equilibrio entre persona y sociedad, y reivindica la existencia de las comunidades naturales desde la familia hasta la Nación.
La tradición de pensamiento Aristotélico-Tomista se renueva y fortalece con la aparición en 1891 de la Encíclica Rerum Novarum, primera encíclica social que marca el inicio de la Doctrina Social Cristiana, cuerpo de doctrina que se va articulando conforme se interpretan los diversos aspectos de la realidad social, económica y política del mundo contemporáneo a la luz del Evangelio y la concepción cristiana de la vida. Este cúmulo de reflexiones y normas constituyen un antecedente próximo y una fuente continua para la proyección de la Doctrina de Acción Nacional, con todo y que no constituyen en sí mismos un sistema o proyecto de organización social o política.

Podemos enumerar un amplio conjunto de pensadores humanistas inmediatos o contemporáneos a los fundadores del PAN quienes influyeron notablemente en la elaboración inicial de la Doctrina de Acción Nacional como Jacques Maritain, Max Scheler, Emmanuel Mounier, Heinrich Pesch y Johannes Messner. Con posterioridad encontramos que han influido en la formulación del pensamiento panista las obras de Nikolaus Monzel, Artur Fridolin Utz y Joseph Höffner, por mencionar sólo algunos; de gran importancia resultan también los documentos eclesiales del Concilio Vaticano II y las ya referidas encíclicas sociales de los últimos pontífices; en los tiempos actuales despiertan interés los trabajos de pensadores neo aristotélicos quienes han desarrollado el concepto de desarrollo humano como Amartya Sen y Martha Nussbaum entre otros.

I. Los Principios de Doctrina de Acción Nacional.
Los Principios de Doctrina de Acción Nacional son los conceptos principales que dan origen a todo el pensamiento panista que puede expresarse a nivel doctrinal, ideológico o programático; es decir, son las ideas que inspiran la elaboración de nuevos conceptos, la definición de posiciones de corte ideológico, el fundamento de los discursos y la oferta política de los dirigentes y candidatos, así como el criterio para orientar la planeación y la gestión de gobierno o la preparación de iniciativas de ley. Estos principios, implícitos y transversales en toda elaboración teórica del partido son los siguientes:
a)   Dignidad de la Persona Humana. La Persona Humana es el ser constituido de cuerpo material y alma espiritual unidos en forma sustancial y que forman un todo indivisible; es un ser dotado de inteligencia y voluntad libre, con responsabilidad sobre sus propias acciones, y con derechos universales, inviolables e inalienables, a los que corresponden obligaciones inherentes a la naturaleza humana individual y social. La referencia específica de la Persona Humana significa que el hombre adquiere su eminente dignidad al ser considerado como Persona y no como objeto u animal, y como Humana porque tiene dos vertientes: existencia material y naturaleza racional. La vida y la dignidad de la Persona Humana deben protegerse y respetarse desde el momento de la concepción y hasta su muerte natural.


b) Bien Común. Es el conjunto de condiciones sociales que permiten y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de todos y cada uno de los miembros de la sociedad. Es bien porque da satisfacción a las necesidades humanas y es común porque tiene utilidad para la sociedad entera. Las características del Bien Común son las siguientes: universalidad, ordenación, plasticidad, temporalidad, coparticipación, redistribución, preeminencia, progresividad, dinamismo, índole moral y capacidad de articulación social.


c) Solidaridad. Es la mutua y esencial vinculación entre la persona humana y la sociedad, en condiciones de interdependencia, coparticipación, ayuda recíproca y corresponsabilidad. La solidaridad considera a la Persona Humana como principio y fin de la sociedad, que la sociedad se empieza a construir con personas y existe para beneficio de las personas y de los grupos sociales como oferta de libertad y de realización. Desde esta perspectiva el principio de solidaridad marca la diferencia del humanismo respecto al individualismo que considera más importante a la persona que a la sociedad y al colectivismo que concibe lo opuesto.


d) Subsidiariedad. Es el principio ordenador del desarrollo y el cumplimiento de las actividades humanas e institucionales fundado en la responsabilidad; es la ley de prelación de las obligaciones, competencias y derechos en la vida social, así como el fundamento de la autodeterminación y la autonomía de las personas, organizaciones e instituciones y de la descentralización del poder. La puesta en práctica de la subsidiariedad permite que la Persona Humana alcance la mayor independencia y autonomía posibles dentro de la dependencia natural y social a la que está sujeta.


e) Democracia. Es el sistema de vida y de gobierno fundado en la igualdad esencial de todos los seres humanos, la forma superior de legitimación del poder político y el sistema óptimo para respetar la dignidad de la Persona Humana.


f) Justicia. Es la condición social indispensable para la realización del Bien Común, para promover el acceso a los bienes materiales y espirituales suficientes para el desarrollo personal y de la comunidad, la cual se expresa en un conjunto de normas que regulan la convivencia y el orden social. La realización de la justicia es una atribución primaria del Estado. La justicia se realiza mediante el ejercicio y la defensa de los derechos y en cumplimiento de las obligaciones recíprocas, especialmente en las relaciones de la Persona y los grupos sociales con la autoridad y de los grupos sociales entre sí.


g) Libertad. Es una capacidad humana consecuencia de la inteligencia y de la voluntad, cualidades espirituales de la Persona, que persiguen la verdad y el bien con sentido de responsabilidad; la libertad es una conquista de la dignidad que se realiza progresivamente durante la vida.


II. La declaración de principios y las proyecciones.

a) La Declaración de Principios de Doctrina de 1939.

La elaboración inicial de la Doctrina de Acción Nacional ocurre en un entorno donde destacan como datos centrales los siguientes: 1. El auge de la corriente de pensamiento humanista que enfatizaba la consecución del Bien Común como el punto central; 2. La proliferación a nivel mundial de los totalitarismos, de estructuras corporativas y de mecanismos de control político como modelos de organización política y social, así como el estallido de la Segunda Guerra Mundial; 3. El régimen del general Cárdenas que ensayaba en México su propio modelo corporativo que estrechó los márgenes de participación política ciudadana en un entorno de crisis económica y social en el país.

El entorno señalado se refleja en los puntos contenidos en la Declaración de Principios: Nación, Persona, Estado, Orden, Libertad, Enseñanza, Trabajo, Iniciativa, Propiedad, Campo, Economía, Municipio, Derecho y Política; los cuales reflejan las preocupaciones de la época y la situación general del pensamiento humanista que enfatizaba la consecución del Bien Común y no la construcción de la democracia.

Desde luego que el pensamiento del PAN está cimentado en sólidos principios humanistas que permanecen a lo largo del tiempo, pero la necesidad de interpretar los nuevos problemas y fenómenos de una Nación sujeta a profundas transformaciones de orden sociodemográfico, económico, urbano, tecnológico, educativo y cultural, ha llevado al partido a proyectar periódicamente sus definiciones ideológicas y poner al día su oferta política.

b) La Proyección de 1965.
Al proyectarse por primera vez la Doctrina de Acción Nacional las condiciones prevalecientes en el país y el mundo eran las siguientes: 1. La Proyección coincide con la realización del Concilio Vaticano II y se nutre de las reflexiones e ideas del mismo, tales como la revisión del fondo y la forma de las actividades eclesiales, el diálogo y el pluralismo en la relación con el mundo moderno, y las vías para desarrollar la fe; 2. Se vive el momento más álgido de la Guerra Fría con la conformación de los bloques político-militares encabezados por los Estados Unidos y la Unión Soviética y su enfrentamiento en diversas partes del mundo; 3. El régimen autoritario en México se encuentra en el cenit de su poder y el PAN decide aplicar una estrategia novedosa de diálogo y apertura que le permitió incrementar sustancialmente su participación en la política nacional.

En estas condiciones, la Proyección, además de que ratifica la validez y apego del partido a los puntos señalados en la Declaración de Principios de 1939, incluye temas novedosos y pone al día los puntos originales elaborando los siguientes temas: Persona, Política, Estado, Orden Internacional, Democracia, Partidos Políticos, Familia, Municipio, Educación, Trabajo, Economía y Justicia Social; esta nueva formulación no sólo colocó al pensamiento del PAN a la vanguardia del pensamiento humanista de la época, sino también, le dio una dimensión realizable como programa político y de gobierno.

c) La Proyección de 2002.
En la época contemporánea, encontramos que la segunda Proyección de la Doctrina de Acción Nacional tiene como referente el siguiente contexto. 1. Un amplio desarrollo de la doctrina social a través de varias encíclicas sociales y la aparición de los pensadores neo aristotélicos quienes influyen en la definición de la visión y objetivos de organismos internacionales al plantear que el ser humano debe ser el centro del desarrollo; 2. El auge del proceso de globalización económica y la extensión de las tecnologías de la información que prefiguran el advenimiento de la sociedad del conocimiento, así como una creciente preocupación por la sustentabilidad del planeta; 3. La culminación del proceso de cambio y transición política en el país y el inicio de la vida democrática de México.
En respuesta a ello, la segunda Proyección amplía el conjunto de definiciones ideológicas del PAN en orden a su nueva situación política y de responsabilidades expuesta así: Persona y libertad, Política y responsabilidad social, Familia, Cultura y educación, Nación y mundialización, Desarrollo humano sustentable, Humanismo económico, Trabajo, Medio ambiente, Ciencia e innovación tecnológica, Humanismo bioético, Campo y ciudad, y Municipio y sistema federal.

Dichos puntos, aunados a la ratificación de los desarrollos doctrinarios de 1939 y 1965, integran el fundamento doctrinal e ideológico actual del PAN. Por tratarse de un cuerpo de pensamiento no sólo vivo sino aplicable a situaciones complejas y cambiantes de orden gubernamental y político, la Doctrina de Acción Nacional requiere tanto de una mayor proyección como de su aterrizaje en definiciones ideológicas, posiciones claras ante los retos y complejidades de la realidad nacional, programas de acción política, plataformas electorales, planes de gobierno y agendas legislativas que ofrezcan solución a los problemas del país y afronten con claridad y eficacia los retos futuros de México.

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